Parque Arqueológico del Cerro de las Cabezas.
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Parque Arqueológico del Cerro de las Cabezas

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El Parque Arqueológico del Cerro de las Cabezas (Valdepeñas) es un asentamiento fortificado (oppidum) de la Edad del Hierro, situado junto a un amplio meandro formado por el rio Jabalón (afluente del Guadiana), que controlaba los pasos a través de Sierra Morena hacia el valle del río Guadalquivir. El yacimiento tiene una extensión de 14 has., rodeadas por una muralla de 1.600 mts. de longitud con bastiones ciclópeos. Hunde sus raíces en etapas correspondientes al Bronce Final, en torno al S. VIII a. C., desarrollándose posteriormente hasta conseguir su plenitud entre los siglos V y mediados del III a. C., para ser abandonado a fines del S. III o principios del S. II a. C, en el contexto de la II Guerra Púnica, sin presentar una ocupación posterior.

Estas circunstancias han originado un urbanismo, unas estructuras defensivas y unas zonas de producción y de culto que conforman un enclave que debió ser un referente importante en el poblamiento y control territorial de las sociedades ibéricas de la meseta meridional.

Parque Arqueológico del Cerro de las Cabezas 2.
El Parque Arqueológico del Cerro de las Cabezas recibe cada año miles de visitas.

Se puede afirmar que la primera ocupación del Cerro de las Cabezas se produjo durante la etapa del Bronce Final, en los siglos VIII y VII a. C. Durante los siglos VI y V a. de C. se producen una serie de circunstancias que facilitan el nacimiento de la cultura ibérica. A través de las rutas de comunicación llegan productos e influencias fenicias, griegas y cartaginesas, desde los puertos del Mediterráneo. Estas influencias, derivadas de las relaciones comerciales, tendrán reflejo en aspectos económicos, urbanísticos, sociales e incluso religiosos de la ciudad. 

El oppidum comienza a expandirse hacia la zona superior de la ladera y se rodea de un primer recinto amurallado de gran consistencia observándose una evolución constructiva de las viviendas que pasan a tener formas más rectangulares y una construcción más sólida y efectiva. Las viviendas se adosan unas a otras y los muros, de medianería en muchos casos, están construidos con zócalos de mampostería a base de cuarcitas trabadas con barro y alzados en adobes y tapial, posteriormente encalados y a veces pintados con una pintura roja de tonalidad vinosa, muy habitual en el mundo ibérico.

Parque Arqueológico del Cerro de las Cabezas 3.
El Parque Arqueológico del Cerro de las Cabezas tiene un valor incalculable.

Los siglos V y IV a. de C. son la época de mayor auge de la cultura ibérica. La ciudad está plenamente desarrollada con todos los elementos que le son propios. La muralla rodea una ciudad plenamente configurada en la que destacan la acrópolis, las zonas de viviendas y las zonas artesanales. Todo ello dentro de un ordenamiento espacial bastante organizado.

Las calles principales, longitudinales y transversales, crean un sistema de terrazas artificiales, con muros de contención, que conforman una serie de manzanas en las que las viviendas se van construyendo aprovechando las estructuras más antiguas. Tienen planta irregular, adaptándose al espacio existente y suelen presentar dos o más habitaciones a las que se accede, en ocasiones, a través de un patio abierto. 

Los años finales del siglo III a. de C. ven llegar la decadencia de la ciudad y de la cultura ibérica. Con la posterior conquista del territorio por la cultura romana, se produce en esta zona un cambio en el patrón de asentamiento. La pacificación de los territorios conquistados hace innecesaria la ocupación de cerros con fáciles defensas naturales. Es entonces cuando la vida de esta ciudad íbera llega definitivamente a su fin no siendo posteriormente habitada. 

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